martes, 12 de julio de 2011

No veo.

No es la miopía. Qué también. No es el agua salada que resbala por mi cara. Es la incertidumbre. La oscuridad del tiempo. Ese que ha decidido pararse y que juega con nuestras vidas. De un tiempo a esta parte hubo una inundación de colores. La misma que hoy se entrelaza en un remolino negro. Avanzará, relentizará y detendrá. El tiempo siempre sabe como manejarte. Amputación de una parte. Una extremidad que despides a regañadientes y a la que solo puedes desearle la mayor suerte del mundo. El camino es largo. Tan largo y lleno de piedras.. algunas preciosas, no de las que se incrustan en joyas de oro, sino de las que son preciosas de verdad. Enormes, más por dentro que por fuera. Una palabra de nariz roja la trajo. Esa piedra que el tiempo ha decidido lanzar a la aventura de otros caminos. Y desde este lúgubre rincón donde escribo, sin ver (porque no veo) solo puedo repetir: "Què tinguis sort!" 


No hay comentarios:

Publicar un comentario