domingo, 16 de noviembre de 2014

Volver a volver.


Pasear por las calles de un Madrid frío, y lento por la resaca, me trae retazos de soledad y nostalgia de lo que nunca hubo.

Vuelven las sensaciones del otoño, acompasadas por la caída de unas hojas en papel maché, trazadas por unas manos que aún no has conocido, y que sujetan la taza de café, única portadora de calor en esta fría tarde de sábado.

Aunque sea otro momento, y reclamas que es el mejor. Pero eres un ser nostálgico, forma parte de ti y no puedes abandonarlo como quien deja un trozo de él abandonado en una cuneta. Vuelve el frío, pero lo devolveré de otra manera.

viernes, 15 de febrero de 2013


Me he aprendido de memoria la mancha blanca que hay en el techo. A veces la veo desenfocada por la nebulosa de lágrimas y alcohol. Puede que sea de las pocas cosas que he aprendido en este tiempo. He aprendido a mirar una mancha. Desde abajo, como siempre. Y creyéndome gigante, la última hoja de la copa del árbol, y darte cuenta de que ni siquiera eres raíz. Eres la piña que se cayó al suelo por frágil. La misma que los jabalís han decidido no comerse. La que seguirá allí hasta que se convierta en materia, suelo, tierra. Y volver a empezar, y en verdad no empezar nunca.

Porque te inventaste un cerocomacinco que se quedó en menosuno. Y de ahí no arranca. No. 

Cuento los últimos años según las despedidas y los reencuentros. Con el tiempo acabas acostumbrándote a echar de menos. 

(no)adiós.


Se han acabado las coplas. Aunque cantaré cada una de mis acciones, como tú lo hacías. Hoy cantaré que siento haber estado lejos. Las gallinas han dejado de revolotear y he acabado creciendo tanto que ya no entro en el corral. Permíteme que me guarde tus historias. Todas y cada una. Las de la guerra, las que adoraba y odiaba por igual. En mi cabeza seguiré haciéndote dibujos sentado en tu balcón, y ya seguro que el rosal no querrá seguir creciendo. Yo seguiré haciéndolo, por si puedes verlo desde algún lugar. Aunque tú puedes seguir llamándome Carlitos. Siempre. 

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Qué más da si se trata del General Sherman.

¿Ves ese árbol de ahí? Voy a subirme encima. A lo más alto de sus ramas. Puta torpeza que me caracterizó desde pequeño. Pero voy a subir. ¿Has visto la escalera por aquí? [..] ¿Trepar? Te he dicho que siempre fui muy torpe. [..] Claro, tienes razón, de eso hace tiempo. Voy a trepar. Puede que me deje las cutículas, parte de la piel o tal vez el hueso. Ya veo bajar la sangre por el tronco, mojando la hierba. Siempre me gustó tanto el olor de la hierba mojada, y el sabor de la sangre. Decidido. Voy a desangrarme en el árbol.

Ya estoy casi arriba. Quiero verlo todo pequeño, enano, minúsculo, hormigas. Desde aquí arriba estás tan guapo.. Joder, me siento grande. ¿Tú me ves? [..] Mejor. Seguiré escondiéndome entre las hojas. Una vez quise ser biólogo, ¿sabes?

Siento que si alzo las manos puedo tocar el cielo. Pero no voy a hacerlo. ¿Por qué? ¿Desde cuando te importan tanto las respuestas? [..] Te imagino replicando, arrugando los labios y mirándome con hastío. Aquí no hay ojos. Eso me hace sentir cómodo. Eres pequeño, enano, minúsculo, hormiga, garrapata. Y yo ahora soy muy grande, porque estoy en la cima de un árbol. Y no quiero tocar el cielo.

¿Subir? No, no puedes. Tú no sabes trepar. Y hace tiempo que murieron todos los pájaros, así que olvídate de tus alas. Lo siento. Tendrás que seguir siendo pequeño, enano, minúsculo, hormiga, garrapata. ¿Te he dicho que así estás más guapo?

lunes, 29 de agosto de 2011

Ha venido el viento. La incertidumbre del tiempo hace girar, pero dando la vuelta. Al contrario de lo que predicaba tu frase favorita. Dejas tu cuerpo, tus neuronas y cada vaso sanguíineo de tu anatomía, circular como le viene en gana a la inercia. Perdiste el mando, joder, con lo que te costó conseguirlo. Vagando entre lo que está bien y lo que no, dudando siempre que papeleta le toca a cada parte. ¿Es que nunca vas a saber nada? Se está maquinando la segunda transformación. Lástima que no seas una máquina, solo un mísero ser humano, débil, blando, que recula después de cada avance. Me das tanta pena. Lloraría por ti, si no fuera porque tú ya lo estás haciendo. Ponle dos puntos, que eso siempre se te dió bien.

martes, 12 de julio de 2011

No veo.

No es la miopía. Qué también. No es el agua salada que resbala por mi cara. Es la incertidumbre. La oscuridad del tiempo. Ese que ha decidido pararse y que juega con nuestras vidas. De un tiempo a esta parte hubo una inundación de colores. La misma que hoy se entrelaza en un remolino negro. Avanzará, relentizará y detendrá. El tiempo siempre sabe como manejarte. Amputación de una parte. Una extremidad que despides a regañadientes y a la que solo puedes desearle la mayor suerte del mundo. El camino es largo. Tan largo y lleno de piedras.. algunas preciosas, no de las que se incrustan en joyas de oro, sino de las que son preciosas de verdad. Enormes, más por dentro que por fuera. Una palabra de nariz roja la trajo. Esa piedra que el tiempo ha decidido lanzar a la aventura de otros caminos. Y desde este lúgubre rincón donde escribo, sin ver (porque no veo) solo puedo repetir: "Què tinguis sort!"